El proyecto se estructuró como un ejercicio íntimo y meticuloso: durante cada día de una semana, el artista retrató una forma distinta de descanso, capturando con sensibilidad la vulnerabilidad, las condiciones y los espacios ocupados por estas personas. Cada retrato es una mezcla de arte y narrativa que invita al lector a reflexionar sobre la invisibilidad y la humanidad de aquellos que viven en situaciones precarias.
El libro, de formato pequeño pero cargado de significado, no solo documenta estas escenas sino que también propone una mirada crítica y empática hacia la realidad de quienes habitan las calles, explorando las múltiples formas de dormir como un reflejo de la resistencia y la adaptación a entornos adversos.